Testimonio Dolores Garcia-Murga
(Dirigente de Cursillos. Burgos. España)
No creo ser la única a la que le falten palabras para expresar quién es Sebastián Gayá, y qué ha significado y significa en mi vida, pero no me resisto al gran esfuerzo para colaborar en un HOMENAJE, con mayúsculas, hacia él. Lo conocí muy niña, en casa se repetía el sonido del teléfono “papá, es Sebastián” y así, despacio, entró y está en casa y en la vida de cada uno de los García-Murga.
Aquel sacerdote tan amigo de mi padre se hace amigo de todos y, por supuesto de mí. En mi adolescencia y juventud, con mi carácter apasionado e inquieto, recuerdo sus primeras visitas a casa, siempre escasas para lo que deseábamos; poco a poco voy entrando en las conversaciones, hay cosas que voy entendiendo, otras no…
Con Sebastián se habla de todo, pero siempre entran los Cursillos. En mis primeros años, yo vivo la experiencia del primer Cursillo mixto de Madrid; procuro, con verdadero entusiasmo –palabra que como otras muchas aprendí de él– conocer el Movimiento de Cursillos a fondo y siempre me he sentido privilegiada al escuchar y vivir tantos momentos con él. Recuerdo el verano de 1981 cuando estuvimos en su casa de Mallorca y recorrimos sin prisas y disfrutando todos los sitios y escenarios del Movimiento.
Junto a Sebastián he trabajado en Cursillos más de 20 años. Cuanto más se conoce a alguien, más se quiere, y eso es una gran verdad.
Como a muchos de nosotros el Cursillo marcó un antes y un después en mi vida, y no olvido dar gracias a Dios por ello, muy a menudo, y dar gracias a Dios por servirse de Sebastián Gayá para crear y potenciar esta obra de Iglesia.
Estoy convencida de que si no hubiera seguido unida a Sebastián y al Movimiento de Cursillos hoy mi vida hubiera tomado otro rumbo; ¡Hay tantas circunstancias que influyen!, pero mantener su amistad, fomentar su cariño fraternal, seguir su ejemplo de entrega y dedicación, me sirve día a día para que aquella joven universitaria, hoy profesional, esposa y madre de familia, siga trabajando en la Iglesia de Jesús, porque un día encontró a Sebastián Gayá y a los Cursillos de Cristiandad.
Burgos (España), 19 de octubre de 1998
Testimonio recogido en el libro
«Conversaciones con Sebastián Gayá» de Mariví García. Madrid. 2005