Testimonio Maruja Notario
(Dirigente de Cursillos de Madrid)
Conocí a D. Sebastián el año 1966. Hacía un año que habíamos llegado a vivir a Madrid, procedentes de Cuenca. Él fue mi director espiritual durante toda mi vida. Conviví con él en muchos cursillos y era una vida plena. Cursillos fue el gran ideal de su vida. D. Sebastián fue un hombre fuerte en sus últimos tiempos. Sebastián creía en Dios y hacía creer a los demás, y en su Providencia.
Era caritativo y pobre, pues nada se quedaba para él. Tenía una claridad enorme y sus consejos eran siempre eficaces. Tenía finura y bondad para con todos. Fue un sacerdote especial, era un santo. Nunca se atribuía sus éxitos, que eran muchos, disculpaba siempre y nunca le vi enfadado.
Para mí no ha muerto, me acompaña en muchos momentos y circunstancias: el 17 de enero de 2010 tuve su presencia en un momento muy doloroso, pues un nieto mío que estudiaba en Praga tuvo un accidente en la nieve muy grave. Fue una noche muy dolorosa, mi hijo estaba desgarrado, no podía consolarlo. Me fui a mi habitación y se lo expuse a Sebastián para que él se lo pidiera al Señor. Al día siguiente mi hijo pudo ir a Praga a ver a su hijo y no había sido lo que en un momento creímos. Cada noche rezo a Sebastián porque para mí es un santo.