Testimonio Loyola Gagné

(Sacerdote Sacramentino. Montreal. Canadá)

Conocí a Sebastián durante los Congresos Internacionales del Movimiento. Yo iba representando al Movimiento de Cursillos Francófonos en el cual ocupo el cargo de Secretario General desde el año 1981. Enseguida nos tomamos, mutuamente, mucho afecto, y por eso seguimos en contacto por carta desde entonces.

La primera vez fue en Madrid cuando fui a visitarle al Secretariado Nacional. Llevaba yo entonces algunas preguntas sobre la interpretación de la primera edición de las Ideas Fundamentales y me las respondió todas con una claridad extraordinaria.

Fue en esta ocasión cuando me enseñó el famoso cuadro de la Virgen de los cursillistas “Madre de la divina Gracia”, cuya reproducción tengo ahora en mi oficina de Montreal.

La segunda fue en julio de 1997, cuando me recibió en la isla de Mallorca. Estaba él de vacaciones en casa de su querida hermana -que en paz descanse- y me atendió durante varios días para enseñarme todos los tesoros de la historia del Movimiento en la isla. Yo iba con el manuscrito de un trabajo sobre los orígenes del MCC y Sebastián tuvo la inmensa paciencia de oírmelo -escrito en francés que yo le tenía que leer en español-  página por página, corrigiéndome expresiones o datos.

En esta ocasión aproveché para pedirle que me compusiera una oración a San Pablo como Patrono de los Cursillos. Él aceptó con mucha generosidad.

Me la mandó varios meses después, ya que, entre tanto, había sufrido una intervención quirúrgica a finales del año 97. Esta oración bellísima, tiene ahora una difusión mundial, pues se encuentra en nuestra página WEB de Internet de los Cursillos Francófonos, en la dirección: (www.cursillos.ca).

Para mí, Sebastián ha sido siempre y es, un faro que ilumina los orígenes de nuestro Movimiento, un testigo fiel y ardoroso que comunica su amor a los Cursillos. Cuando le oímos hablar, estamos como los discípulos de Emaús y nos arde el corazón.

En nombre de todo el Secretariado de los Cursillos Francófonos cuya existencia fue en varias ocasiones defendida por Sebastián en el seno del Organismo Mundial, quiero aprovechar esta oportunidad para expresarle nuestra mayor gratitud.

Montreal (Canadá) 9 de octubre de 1998
Testimonio recogido en el libro
«Conversaciones con Sebastián Gayá» de Mariví García. Madrid. 2005