Nuestro ideal

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Tu ideal. A ti, ¿cuál es el conjunto de proyectos de ideas que te impulsan a la consecución de tu objetivo? A un individuo, para conocerle el ideal, pregúntale como empleas tus descansos. Ahora tú lo sabrás: ¿cuál es tu ideal?

Nosotros buscamos un ideal que complete y llene la vida, sin sombras, sin defección, que lo sublime todo. ¿Cuál es tu ideal? ¿Cuál? No lo sé; no me importa. Pero si me importa que el verdadero solo puede ser único: Dios. Solo Dios puede llenarlo todo, puede bastar para todo. Es el principio: empieza tu vida con Él y termina en Él. Te da medios suficientes para hallar el ideal. El único… El verdadero… El completo… El santo.
Ser santos no es subir al altar; pero es no poner en el altar a la bestia. Jerarquizar los valores inherentes al hombre. A Dios lo que es de Dios. Adquisición: conociéndole. Posesión: no dejar la inquietud de Dios más allá. En los actos más triviales. En todos los minutos. Enloquecer: ver en la flor a Dios, en la máquina.
Entonces irradiación: inquietud de dar a conocer a ese Dios que yo veo por todas partes… En el hermano bueno y el pecador. Morir como él murió, loco de sed… No descansar. Volcar todo el corazón.

Dos aspectos esenciales de la santidad: Dios en nosotros y Dios en los demás. Hacer a Dios razón de mi existencia y razón de la existencia de los demás.

¿Es posible trasladar ese ideal a la realidad? ¿Es asequible el ideal para el siglo XX? Dios no puede proponer un ideal imposible. Dios hizo más: no es Dios una irrealidad como un Buda con las piernas cruzadas y cara de idiota. Dios sustantivó el ideal encarnándolo en Cristo. Luchando solos, no sería nuestra la victoria. El hombre era un todo armónico antes del pecado. Después es una armonía rota. Por eso Cristo vino a enseñar y dar medios: los Sacramentos y la Iglesia